En la época del «Tout internet», que se podría traducir en español como «Internet en todo», los objetos comunican, recogen datos y proponen nuevos servicios. Para el sector de la construcción, es una oportunidad formidable para transformar, de manera duradera, las profesiones y las metodologías.
¡La construcción es una industria pesada y antigua! En este sentido, existe cierta inercia en adoptar nuevos métodos y tecnologías. En su estudio anual (solo en inglés) dedicado al sector, KPMG invita a las empresas de construcción y obras públicas a ¡pasar «de la edad de piedra a la era digital»! En medio de esta transición, los objetos conectados juegan un papel fundamental. Con una ojeada rápida a nuestras vidas cotidianas, podemos comprobarque están cargadas de objetos que nos aportan datos valiosos. Los patinetes están geolocalizados, las bombillas miden su consumo de electricidad, los relojes analizan con precisión nuestros datos fisiológicos. Frente a esta aceleración, y aunque el concepto de Internet de las cosas ya ha sido suplantado por «Internet of Everything» (Internet de todo), el mundo de la construcción aún debe transformarse. Afortunadamente, las aplicaciones se multiplican rápidamente y prometen a los protagonistas del mundo de la construcción y obras públicas una transformación radical en mantenimiento, seguridad y productividad.
¡Los equipos de protección individual (EPI) se comunican
Los guantes, los chalecos, los cascos y los zapatos son compañeros indispensables para los profesionales de la construcción. Desde hace unos años, llevan incorporados sistemas conectados, capaces de prevenir a sus portadores en caso de peligro. Un abanico de sensores, ya ampliamente utilizados para detectar posibles fugas de gas, se despliega por todas partes. Existe calzado que puede identificar una pérdida de verticalidad e intervenir rápidamente ante la caída. Los cascos tienen detectores de calor integrados, sistemas de dirección o dispositivos de medidas fisiológicas para garantizar la salud y la integridad de los operarios. En cuanto a los chalecos, ¡ahora están conectados a las máquinas para evitar colisiones con los operarios!
Ropa conectada al servicio de la productividad
La contribución de los «ponibles», y otros accesorios conectados, no se limita a la seguridad. En materia de productividad y acceso a la información, los avances son asombrosos. 10.000 cascos conectados equipados con una pequeña pantalla serán destinados a un proyecto de «smart city» en Kazajistán. De esta manera, los operarios podrán acceder inmediatamente a los datos de los sensores. Las gafas conectadas, anunciadas hace muchos años ya, también están prácticamente consolidadas. Éstas permiten, por ejemplo, a los agentes que se encuentran en el campo prestar sus ojos a los técnicos a distancia, para una inspección o un diagnóstico rápido, o también manipular datos BIM directamente desde el emplazamiento de la obra.
Las máquinas conectadas inauguran el control a distancia
La máquina de obra, «objeto» emblemático del sector de la construcción, también se reinventa. Con una previsión de venta de maquinaria de 6,5 millones entre 2018 y 2025, las aplicaciones son múltiples. Si el desarrollo de la red 5G nos hace suponer importantes avances en la operación a distancia, los usos más inmediatos serán el mantenimiento predictivo, la optimización de los consumos de energía o, incluso, la geolocalización para prevenir los robos. En resumen, más allá de la adaptación de los equipos existentes, una nueva familia de máquinas conectadas hace hoy su aparición en las obras de construcción. De hecho, los drones suponen avances importantes en la modelización 3D, la vigilancia o la inspección de zonas de obra.